La Villa Anbar, de Peter Barber





"La sexualidad musulmana es territorial. Sus mecanismos reguladores consisten primeramente en una adjudicación estricta del espacio a cada sexo. La sociedad no conforma divisiones meramente por el placer de romper el universo social en compartimentos. Las barreras institucionalizadas que dividen las partes de la sociedad expresan el reconocimiento del poder de una parte a costa de la otra.
Cualquier trasgresión de las barreras es un peligro para el orden social porque es un ataque a la reconocida localización del poder".


Fátima Mernissi, Más Allá del Velo (1975)

Una novelista romántica procedente de Arabia Saudita confió, en 1992, el diseño de su casa en Dammam al arquitecto inglés Peter Barber. La señora Anbar era una viuda que pasaba su vida entre Londres y su país de origen, de ahí que su actitud hacia la cultura de Oriente Medio estuviese caracterizada por influencias cosmopolitas. Por otro lado, debido a su condición de arquitecto occidental, Barber tuvo que investigar las complejidades de la cultura islámica para entender cómo estaban codificadas en la tipología de la vivienda saudí.

Al proyectar esta casa, Barber reforzó la visión que el espacio y la arquitectura están condicionados por la política y la ideología. Sin duda alguna, la situación en la que la villa Anbar iba a ser construida no era neutral, y los líderes políticos y religiosos tenían mucho más poder sobre el modo de hacer arquitectura que los mismos arquitectos. De hecho, durante la construcción de la vivienda, las autoridades arrasaron completamente un vecino poblado medieval debido únicamente a que sus típicas callejuelas sinuosas y pequeñas plazas representaban un problema de control.
Inmerso en un entorno tan completamente ajeno, el arquitecto inglés nos reconoce que la atenta lectura del libro Más Allá del Velo, de Fátima Mernissi, fue decisiva a la hora de acometer el programa de la casa. A partir de entonces, y también influenciado por el escrito Sexualidad y Espacio de Beatriz Colomina, el programa de vivienda no sólo sería la materialización de las estancias requeridas por la señora Anbar, sus hijos y nietos; sino, también, y ante todo, el entender la casa como un espacio político.
La tipología tradicional de los interiores en las casas sauditas refleja un profundo sentido de jerarquías entre hombres y mujeres. Es un aspecto de la estricta segregación entre los dos sexos, que se corresponde con las dos entradas a la vivienda; y que se extiende hacia el interior, al separar las estancias de los hombres de aquellas de las mujeres. El grado de jerarquía está mucho más establecido entre los miembros de la familia y el servicio, o entre la familia y el mundo exterior; y se refleja en la vivienda a través de una serie de espacios que van incrementando su privacidad, todos ellos gravitando en torno a un patio central.

La profundidad de la mirada
Peter Barber investigó la importancia de la mirada para determinar la división de espacios en la arquitectura doméstica. Desde la zona más pública a la más privada, las diferentes capas de la vivienda dirigen nuestros ojos hacia enfoques muy específicos; bien dando una visión completa, una percepción parcial, o sugiriendo lo que podría ser visto.
Por el hecho que la señora Anbar fuese viuda, le fue permitido que su casa tuviese una única entrada desde la calle. Los visitantes de ambos sexos atraviesan juntos la verja desde donde se tiene una visión parcial del patio puesto que un muro lateral impide que la mirada penetre más allá. El umbral del patio queda definido además por un dintel que pasa por encima del muro y que muestra un aspecto dual: uno técnico, de llevar agua a la piscina que se encuentra al otro lado del muro, y otro metafórico, de encuadrar la mirada para insinuar la presencia del interior. Cuando se atraviesa la entrada, unas diminutas aperturas perforadas en la fachada frontal de la vivienda hacen referencia a las miradas ocultas de sus ocupantes.
En su interior, aunque la casa siga la disposición tradicional de división entre estancias de hombres y de mujeres, unos sencillos gestos rompen tal separación. Así, a modo de fisura, una apertura alargada en la pared del cuarto de estar de las mujeres sirve como atalaya para contemplar lo oculto, es decir, el dominio del hombre. Como cabía esperar, los miembros varones de la familia demandaron una contraventana que cerrase el hueco. Ésta fue colocada aunque, paradójicamente, situada en el lado de las mujeres.
Frente a la piscina, la vivienda del chofer se sitúa en el primer piso y se proyecta sobre el jardín privado. Así, desde su ventana, la mirada alcanza el espacio más privado de la familia en tiempo de ocio. Incluso si se lapidase la ventana, la presencia del sirviente siempre se sentirá por el volumen de su habitación. Por otro lado, la presencia de la sirvienta es más evidente: su habitación, que está situada en la azotea y alejada de las habitaciones privadas de la familia, se conecta con el patio central a través de una serie de orificios. Ellos permiten a su mirada penetrar en el corazón simbólico de la casa.
Al construir los límites convencionales entre sexos y clases que la sociedad saudí demanda, Barber los subvirtió con delicadas cuestiones en lugar de exponerlas de forma obvia. Ésta es una arquitectura que va más allá de las consideraciones formalistas para introducir un nivel de ambigüedad que provoca cuestiones sobre las condiciones sociales y sus cambios.

Pie de fotos:
a. Peter Barber (n. 1960), arquitecto.
b. Planta baja de la villa Anbar (1993): 0. Entrada, 1. Cuarto de estar de las mujeres, 2. Cuarto de estar de los hombres, 3. Comedor, 4. Ducha, 5. Aseo, 6. Cocina, 7. Dormitorio, 8. Patio, 9. Garaje. Planta primera: 10. Dormitorio de la sirvienta, 11. Lavadero, 12. Instalaciones, 13. Dormitorio del chofer.
c. Debido en parte a que el cliente sea una viuda, la casa tiene una sola entrada desde la calle.
d+e+f. Los visitantes de ambos sexos se cruzan en la única entrada, donde el sonido del chapoteo del agua informa de la presencia de la familia en la piscina. Frente a la piscina, la vivienda del chofer se sitúa en el primer piso y se proyecta sobre el jardín privado. (Fotógrafo: Peter Barber Architects)
g. Ventana que mira a la estancia de los hombres desde la estancia de las mujeres.
h. Diferentes capas de la vivienda dirigen nuestros ojos hacia enfoques muy específicos.
i. Cuarto de estar de los hombres.(Fotógrafo: Peter Barber Architects)